La Administración de las Finanzas
Dios quiere que le confíes tu dinero. Él nos ha bendecido para tener éxito. Él tiene un plan para nosotros y nuestro dinero. Cuando entendemos esto, Dios puede usarnos. En esta serie, Andrew da una perspectiva bíblica respecto al dinero.
Hay una actitud que está “en contra de la enseñanza sobre la prosperidad” en la iglesia hoy en día, y sin embargo la mayoría de las personas con esa actitud quieren prosperar. Hay razones por las que esta actitud es tan frecuente. Algunos maestros de la prosperidad viven estilos de vida que dan lugar a las críticas. Lo entiendo. Pero la fe viene por el oír la Palabra de Dios (Ro. 10:17), y la fe para la prosperidad viene por oír la enseñanza sobre la prosperidad. Necesitamos saber lo que la Escritura dice sobre la prosperidad.
Primera de Crónicas 29:12 dice,
Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos.
El Señor dijo que a los que confían en Él no les faltará nada bueno (Sal. 34:10). Confiar en uno mismo o en el sistema de este mundo es una receta para el desastre. No está en el hombre dirigir sus propios pasos (Jr. 10:23). Hay un camino mejor, y es el de Dios.
Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.
Deuteronomio 8:18
Dios es el que nos da poder para hacer riquezas. Nota que Él no nos da las riquezas directamente. Él nos da el poder, o la habilidad, para hacer riquezas. Te des cuenta o no, Dios es la fuente de tu prosperidad. Podrías decir, “Pero yo trabajé por este dinero. Dios no me lo ha dado. Me lo he ganado”.
Permíteme hacer esta pregunta: ¿Qué hicimos para nacer en esta época tan próspera de la historia? Podríamos haber nacido como esclavos o en un país donde no hay oportunidades económicas. No nos hemos dotado a nosotros mismos de talentos y habilidades. Podemos desarrollar nuestros talentos, pero cada uno de nosotros tiene dones que nos fueron dados por Dios. No podemos desarrollar lo que Dios no nos dio.
Si las sustancias químicas de tu cerebro fueran sólo un poco diferentes, podrías estar loco de remate. Si tuvieras alguna discapacidad debilitante, no podrías trabajar. Por lo tanto, repito, te des cuenta o no, Dios es la fuente de tu prosperidad.
Dios es el que te da la Unción para Prosperar
La prosperidad financiera no se refiere a que Dios te dé dinero; Él te da una unción que te permite prosperar. El activo real no es el dinero ni la casa, ni el automóvil, ni las cosas físicas tangibles; es la unción de Dios para producir riqueza. El activo real es el favor de Dios. El dinero no es la prosperidad; el dinero es el subproducto de la prosperidad. Muchos cristianos caen en la trampa de medir la prosperidad por la cantidad de cosas que tienen. Ser próspero es confiar en Dios como tu proveedor.
Hay personas que prosperan sin confiar en Dios, pero por lo general esto destruye sus vidas (1 Tim. 6:9). Tienen dificultades, estrés, problemas matrimoniales, y así sucesivamente (1 Tim. 6:10). Pueden ser ricos, pero les cuesta en otras áreas. Si prosperas a la manera de Dios, la bendición del Señor te hará rico, y no se añadirá ninguna tristeza (Pr. 10:22).
Ser Administrador, no Propietario
Creo que el primer paso hacia la prosperidad es reconocer que eres un administrador de las finanzas de Dios. Esto requiere un gran cambio de mentalidad con respecto a la forma en que el mundo ve el dinero. El mundo te anima a ser un propietario y no un administrador. Pero no depende de ti decidir lo que haces con tus finanzas. Dios te ha dado las finanzas para que confíes en Él con ellas. Entonces Él te hará prosperar. Sé que suena demasiado bueno para ser verdad, pero lo es.
Dios tiene un plan para tu vida. Y este comienza desde una posición de ser un administrador, y deja que Él sea el dueño. Serás bendecido, bendecido, bendecido.
Cuando Dios es tu fuente, Él suplirá todas tus necesidades. Y no será de acuerdo con la economía de este mundo, con todas sus depresiones y recesiones. Pero tus necesidades serán suplidas de acuerdo con la economía de Dios. ¡Eso es poderoso!
Filipenses 4:19 dice,
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
¡Dios dice que Él suplirá todas tus necesidades! Y no va a ser según el sistema de este mundo. Cuando Dios es tu fuente, tendrás no sólo una prosperidad sobrenatural sino también una paz que la gente del mundo no tiene.
Cuando la gente diezma, muchos de ellos sienten que están dando de lo que han ganado. Después de todo, ellos son los que ponen el trabajo para obtener un sueldo. Pero todo cambiaría para ellos si se vieran a sí mismos manejando los recursos de Dios. Los administradores son aquellos que se ven a sí mismos como responsables de lo que Dios les ha confiado.
Confiar en Dios con Nuestras Finanzas es el Primer paso de fe
Confiar en Dios en el área de las finanzas es el primer paso de la fe. Y si no puedes confiar en Él con lo más pequeño, entonces de acuerdo con lo que Jesús dijo en Lucas 16, Él no puede confiarte las riquezas celestiales:
El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. [11] Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?
Lucas 16:10-11
Algunas personas no son sanadas porque nunca desarrollan su fe en el área de las finanzas. No me malinterpretes, no estoy diciendo que puedas comprar tu sanidad. Eso es incorrecto. Pero hay personas que no ven manifestada su sanidad porque nunca confiaron en Dios “en lo muy poco” (Lc. 16:10). Puede que esto no sea cierto en todos los casos, pero a menudo es el problema. Este es el punto de partida. No puedes saltarte esto.
Si entiendes la administración financiera correctamente, te permitirá ser una bendición para otros.
Abundando para toda Buena obra
Y como dice 2 Corintios 9:8,
Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra.
La razón por la que Dios hace que la gracia abunde para ti es para que abundes en dar para toda buena obra. La verdadera motivación concerniente a las finanzas no debe ser el de obtener, sino debe ser el de dar. Este es un punto crítico.
Muchas personas que rechazan las enseñanzas sobre la prosperidad bíblica lo hacen porque lo ven como algo egoísta o codicioso. Dicen: “Tengo suficiente. Puede que no sea rico, pero tengo un techo que me cobija y mis necesidades básicas están cubiertas. No quiero ni necesito más”. Pero esa es la actitud egoísta.
Si tienes todo lo que necesitas, confía en Dios para obtener más y así poder ayudar a otros. El pensamiento que dice “tengo suficiente-olvida a los demás” esa es la actitud verdaderamente egoísta. Necesitamos prosperar, no para tener más, sino para ser una mayor bendición.
El Señor le dijo a Abram que lo bendeciría y lo convertiría en una bendición (Gn. 12:2). No se puede dar lo que no se tiene. Abram no podía ser una bendición para otros hasta que fuera bendecido.
Del mismo modo, tú y yo no podemos cumplir los propósitos de Dios para nuestras vidas sin recibir Su prosperidad. El reino de Dios no puede avanzar sin que el pueblo de Dios prospere. Necesitamos esta revelación. Necesitamos saber cómo prosperar a la manera de Dios.
He sido llamado por Dios para fundar el Instituto Bíblico Charis, que transformará las vidas de decenas de miles de personas que, a su vez, afectarán al cuerpo de Cristo en todo el mundo. Esto es una labor grande, y se necesita mucho dinero para lograrlo. Ruego que ustedes, mis asociados, permitan que Dios cumpla con lo que le es agradable para con ustedes prosperándolos para toda buena obra (Sal. 35:27).
Texto bíblico: Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960.
Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
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